Nicho con monumento de piedra en el momento de su descubrimiento en Zazacatla, en el Estado de Morelos, en el altiplano central de México. Foto cortesía INAH-Morelos. (zoom) |
Una fotografía aérea de principios de los años 70 de uno de los predios que forman el sitio conocido como Zazacatla, cerca de Cuernavaca en el Estado de Morelos, muestra una plataforma con un gran agujero de destrucción en su porción sur. La existencia de un sitio arqueológico en ele lugar en el Muncipio de Xochitepec se reportó oficialmente a mediados de los 80, pero no se llevó a cabo exploración alguna del mismo. No obstante, debió saberse de la presencia de restos arqueológicos en este sitio mucho antes de estas fechas, pues la carretera México-Acapulco, construida hace varias décadas, prácticamente pasa por enmedio del antiguo sitio.
A principios de la década de los 90, cuando se amplió la vieja carretera México-Acapulco para dar paso a la Autopista del Sol, el sitio arqueológico no recibió un mejor trato. No sólo no se reportó ni se llevó a cabo salvamento arqueológico alguno, sino que se le metió maquinaria pesada sin misericordia alguna, lo que ocasionó la destrucción de al menos una estructura muy interesante, cuya fachadas estuvo alguna vez recubierta de piedras de grandes dimensiones y que se halla apenas a unos metros hacia el Este de las dos plataformas principales del sitio.
En Julio de 2006, se comenzó la construcción de un estacionamiento sobre la calle que lleva al poblado de Xochitepec, a unos 50 metros al Poniente de la Autopista del Sol y casi de inmediato la cuadrilla de trabajo topó con un antiguo muro. La arqueóloga Giselle Canto intervino y así comenzó el trabajo de salvamento arqueológico de Zazacatla. Para entonces, gran parte del sitio estaba destruído, no sólo por la autopista, sino por varios fraccionamientos, una gasolinería, una plaza comercial y por diversas empresas. El equipo arqueológico, encabezado por la arqueóloga Canto y por el arqueólogo Víctor M. Castro, comenzó sus investigaciones en lo que quedaba del sitio, antes de que el crecimiento urbano acabara por destruirlo por completo. Tras consolidar el muro dañado por la cuadrilla de construcción del estacionamiento, comenzaron a perforar pozos de exploración en gran parte del sitio. Hallaron así un entierro múltiple, que contenía los restos de entre diez y doce individuos. La cerámica recolectada en el sitio les permitió establecer que el mismo tuvo ocupación entre los años 800 y 500 A.C., durante el período Preclásico Medio. Asimismo, identificaron al menos seis diferentes etapas constructivas. Uno de los últimos pozos en abrirse, practicado para explorar un área de la que aún no se habían extraído muestras, reveló una fachada que, tras ampliarse la excavación, resultó que corría a lo largo del borde norte de dos plataformas adyacentes, construídas a lo largo de un eje Este-Oeste y separadas entre sí por una escalinata de tierra apisonada. Las plataformas mismas estaban hechas con tierra apisonada y sus fachadas recubiertas con lajas de piedra. La porción inferior de gran parte de estas fachadas sobrevivió gracias a que se le selló bajo un nuevo piso, colocado en época prehispánica. A lo largo de esta fachada, pudieron recuperarse cuatro figuras esculpidas en su posición original, en el interior de otros tantos nichos. Dos de estas figuras muestran iconografía y poses típicamente olmecas. Además de la evidente importancia de las figuras halladas en su contexto original, esta fachada permite un raro y fascinante atisbo a lo que fue la arquitectura del período Preclásico Medio. Resulta interesante apuntar, en el contexto de los descubrimientos hechos en Zazacatla, que una notable figurilla de estilo olmeca fue descubierta hace varios años a menos de veinte kilómetros de este sitio, en un lugar llamado Atlihuayán (municipio de Jiutepec, Morelos). También resulta interesante hacer notar, entre los resultados preliminares de la excavación, que se ha hallado en el sitio obsidiana que podría proceder de muy distintos sitios de producción. Dada la diversidad de muestras halladas, esta obsidiana podría provenir de fuentes muy distantes tanto del sitio como entre sí como, por ejemplo, Otumba, Michoacán, Cerro de las Navajas, El Chayal y Pico de Orizaba. Esto sugiere que el sitio se hallaba en el paso de importantes rutas de intercambio. A la fecha, las peregrinaciones guadalupanas provenientes del Estado de Guerrero pasan a unos cuantos metros de este antiguo sitio, lo que enfatiza que se trata de un paso natural entre la costa occidental de México y el altiplano central. |