El primer reporte escrito de las ruinas de la antigua ciudad maya de Edzná provienen de 1906, en un informe preparado por un funcionario para el gobernador del Estado de Campeche. A pesar de que el sitio se halla a corta distancia de la capital del Estado, ninguna exploración adicional se llevó a cabo entre 1910 y 1920, ni mucho menos trabajo arqueológico alguno. El principal motivo de esto fue la situación creada por la Revolución Mexicana.
En 1927, Nazario Quintana Bello, inspector de monumentos arqueológicos de la Secretaría de Educación Pública preparó un informe y descripción de las ruinas. Al año siguiente, el arquitecto mexicano Federico Mariscal publicó su Estudio Arquitectónico de las Ruinas Mayas, en el cual examina con cierto detalle la principal estructura de Edzná (actualmente conocido como el Edificio de los Cinco Pisos). Casi diez años habrían de pasar hasta la siguiente mención importante de las ruinas en la obra Las Inscripciones del Petén, de Sylvanus G. Morley, aparecida entre 1937 y 1938. En esta obra, Morley y el investigador mexicano Enrique Palacios lograron determinar cuáles eran las fechas que aparecían en los monumentos de Edzná. A partir de 1943, Alberto Ruz Lhuillier y Raúl Pavón Abreu llevaron a cabo investigaciones arqueológicas en el sitio, así como una operación de mapeo. La publicación de sus resultados permitió dar a conocer tanto la extensión de la antigua ciudad como su secuencia de ocupación. En parte debido a la Segunda Guerra Mundial y en parte porque parece haber sido el destino de esta ciudad pasar inexplicablemente inadvertida para el gran público a pesar de ser un sitio de gran monumentalidad e importancia, la siguiente mención de importancia que puede encontrarse sobre Edzná habría de esperar hasta 1950, cuando la gran Tatiana Proskouriakoff hace mención del sitio y, en particular, de sus monumentos, en su importante obra Estudio de la Escultura del Período Clásico Maya. En 1958, Ruz, Pavón y su equipo excavaron y consolidaron varios edificios de la Gran Acrópolis, así como la larga estructura que cierra la Gran Plaza en el Oeste y a la que se conoce popularmente como el "Nohoch Na" (literalmente, la casa grande). George Andrews, en 1968, llevó a cabo el primer levantamiento topográfico del sitio, así como el primer registro sistemático de la arquitectura aún en pie en la antigua ciudad. Entre 1971 y 1974, Ray Matheny de la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo llevó a cabo estudios de las obras hidráulicas de Edzná. Estas obras se cuentan entre las de mayor escala en toda el área maya y revelan un profundo conocimiento del manejo del agua por parte de de los antiguos habitantes de la ciudad. Hacia finales de la década de los 80, se prepararon y llevaron a cabo nuevos proyectos arqueológicos, fundamentalmente con el propósito de dar empleo a los refugiados guatemaltecos que huían de la guerra en su país hacia el Estado de Campeche. En años recientes, ha habido trabajo arqueológico en Edzná casi de manera incesante, aunque no de gran escala. La mayor parte de estos trabajos ha estado bajo la dirección del arqueólogo Antonio Benavides, del INAH. Las áreas en las que se han llevado estas investigaciones son: el juego de pelota, la Pequeña Acrópolis, la Gran Acrópolis y el patio Puuc, sin olvidar los trabajos de exploración y consolidación de varias cámaras en el Edificio de los Cinco Pisos. |